Soy costurera de identidad. Coso prendas, sí, pero no solo con telas: trabajo con historias, raíces y emociones. Escucho, observo, y transformo relatos en ropa que abriga el corazón.  Mis manos no solo visten cuerpos, también despiertan memorias y celebran orígenes. Porque vestirse también es una forma de decir: “soy yo”.

 

A través de la terapia de imagen y el estilo sistémico, acompaño procesos de autoconocimiento profundo. No se trata solo de qué usar, sino de reconocer qué parte de tu historia quiere expresarse hoy.

Cada prenda es un puente entre lo que fuiste, lo que eres y lo que estás lista para ser.

Ser costurera de identidad es eso: tejer lo visible con lo invisible, para que cada prenda cuente quién eres, sin palabras.